EL PROCESO DE SOCIALIZACIÓN COMO UN CICLO DE TRANSICIONES LABORALES (Nicholson, 1984)

Extracto de la tesis doctoral de Pinazo, D. (1997)

 

Nicholson, N. (1984). A theory of work role transitions. Administrative Science Quarterly, 29, 172-191.

 

            Nicholson (1984) ha desarrollado lo que él denomina una nueva teoría de las transiciones laborales, vinculando las consecuencias del ajuste personal y organizacional con las características de la persona, el rol y la organización. La teoría relaciona el cambio y la estabilidad del proceso de ajuste a una nueva experiencia laboral, desde la interacción entre los nuevos empleados y los sistemas sociales. Posteriormente la teoría es integrada en el “Ciclo de Transición de Rol” (Nicholson, 1987), concebido como un modelo cíclico del ajuste a las transiciones laborales, en el que Nicholson y West (1988) se apoyan para estudiar las experiencias del cambio en el rol laboral.

 

            El ciclo de transición (Nicholson, 1987; Nicholson y West, 1988), se desarrolla en cuatro etapas: 1) “Preparación”, cuyas características coinciden con las características de la etapa de socialización 'Socialización anticipatoria'; 2) “Encuentro”, coincidente en las características esenciales con la segunda etapa de socialización, también denominada 'Encuentro'; 3) “Ajuste”, que en su esencia, coincide con las características de la tercera etapa del proceso de socialización 'Adquisición y cambio'; 4) “Estabilización”, cuarta etapa del proceso de transición caracterizada por la estabilidad de los cambios y el ajuste logrado durante la interacción nuevo empleado-sistema social.

 

            El ciclo es concebido como un proceso perpetuo y continuo, en el que la experiencia que lleva a la estabilización es considerada, a su vez, una etapa de preparación para volver a iniciar un nuevo ciclo de transición. Además lo que sucede en un ciclo influye en el siguiente, de forma que las etapas son interdependientes entre sí. Por último se trata de una experiencia de discontinuidad en la que cada ciclo posee características cualitativas distintas, así como las etapas por las que atraviesa. El ciclo se diferenciaría de las etapas del proceso de socialización, en esta discontinuidad, que le lleva a no establecer duración temporal a cada etapa, así como a la interdependencia de las etapas, que permite que mientras una etapa está influyendo en la experiencia, se está preparando el inicio de otra etapa.

 

 

Descripción de la “Teoría de la Transición de Rol”

 

            La “Teoría de la Transición de Rol” hay que situarla, pues, en el contexto del ciclo de transición de rol, que es donde se desarrollan las experiencias de transición que Nicholson (1984) describe en su teoría.

 

            Nicholson (1984) define las transiciones de rol como cualquier cambio en el estatus de empleo y cualquier cambio relevante en el contenido del puesto. Se desarrollará un proceso de transición cuando el nuevo empleado, en su experiencia laboral, sufra cualquiera de los tipos de cambio que definen para Nicholson una transición de rol (cambio de puesto, de empresa, de estatus).

 

            La “Teoría de la Transición de Rol” plantea que la experiencia de transición tiene efectos conductuales y disposicionales, sobre el nuevo empleado, y denomina a estos efectos "Ajuste". Así Nicholson y Arnold (1989) definen el concepto de ajuste expuesto en la teoría de Nicholson (1984), como el proceso por el que el nuevo empleado intenta minimizar el desajuste entre sí mismo y el ambiente laboral, a través de dos estrategias: cambio personal (la adaptación de su identidad personal a las demandas de la situación) y desarrollo de rol (cambio de las características del rol para adaptarlas a sus características personales).

 

            Nicholson (1984) desarrolla la teoría desde el punto de vista de la persona que realiza la transición laboral. Este enfoque está justificado porque entre las diferencias en las características de las personas y las transiciones, median las relaciones de cambio-estabilidad y ajuste del nuevo empleado con la situación. Asume la idea de que lo que se percibe como real es real en sus consecuencias, lo que supone operacionalizar la relevancia de las percepciones subjetivas que el nuevo empleado adquiere sobre las características de su puesto de trabajo.

 

            Cualquier transición de rol implica, en la teoría, un proceso de ajuste al nuevo rol. Este proceso supone que el nuevo empleado buscará el ajuste de diferentes modos, en función de sus características personales y las características de la situación. Como el proceso es dinámico, organización y persona cambian. El cambio en las características de uno u otro requiere un nuevo ajuste, que se realiza a través de una determinada estrategia de adaptación (modo de adaptación, en la terminología del presente trabajo). Tras el cambio viene un período de estabilidad en la cual se expresa el ajuste logrado. La dinámica de la vida organizacional lleva a nuevos cambios en las características del nuevo empleado y la organización, que inician de nuevo el proceso de ajuste (Nicholson, 1984; Nicholson, 1987; Nicholson y West, 1988).

 

            El principio básico del proceso de ajuste implica que la persona, o bien dispone de alternativas para adaptarse a los requerimientos del ambiente, por lo que usaría una estrategia reactiva de adaptación; o bien dispone de alternativas para manipular el ambiente y adaptarlo a sus características personales, lo que implicaría usar una estrategia proactiva de adaptación. La estrategia o modo reactivo implica que la experiencia de transición contribuye al cambio personal, impulsando cambios en la identidad personal, necesidades y el modo de vida. La estrategia o modo proactivo implicaría que el nuevo empleado desea mantener la estabilidad de sus características personales, por lo que intentaría conformar el mundo organizacional y de su rol para acercarlo a sus propias características, para lo cual no sólo puede cambiar las características del puesto de trabajo, también puede mejorar las relaciones con los miembros de la organización, así como mejorar su relación con la cultura organizacional (Nicholson, 1984; Nicholson, 1987; Nicholson y West, 1988).

 

 

            Partiendo de este principio, Nicholson (1984) en su teoría establece tres tipos de consecuencias que las transiciones tienen para la socialización organizacional durante el proceso de ajuste:

 

 

            1) Consecuencias sobre los estados afectivos y sus respuestas de afrontamiento, que según Nicholson (1984) son las principales fuentes de estrés durante el proceso de ajuste.

 

            2) Consecuencias sobre los cambios de identidad, en los que emergen nuevos valores, habilidades y disposiciones, resultado de buscar nuevos significados personales y adaptarse a las demandas situacionales. Estas consecuencias son consideradas en la teoría, como un tipo de 'desarrollo personal', en el que el cambio es absorbido por la persona, alterando su estructura de referencia, valores u otros atributos relacionados con la identidad del nuevo empleado.

 

            3) Consecuencias conductuales, en las que el nuevo empleado se adapta a los nuevos ambientes reforzando o transformando elementos de la cultura organizacional. Esta consecuencia, es etiquetada en la teoría como 'desarrollo de rol', el cual varía de acuerdo a las limitaciones y oportunidades del rol, y las necesidades y expectativas de la persona.

 

            El proceso de ajuste durante la experiencia de transición, impulsa los tres tipos de consecuencias y ofrece al nuevo empleado recursos para poder desarrollar el ajuste en función de uno u otro modo (reactivo o proactivo). El resultado es que el proceso de ajuste puede tomar dos formas básicas: desarrollo personal o modo de adaptación reactivo y desarrollo del rol o modo de adaptación  proactivo. Los modos de adaptación son independientes entre sí, pero actúan simultáneamente durante el proceso de ajuste. La combinación de las diferentes formas que puede adoptar la respuesta de la persona respecto a cada uno de los modos de adaptación, compone cuatro diferentes posibles ‘modos de adaptación’ (en la terminología de Nicholson, y que nosotros etiquetaremos como “combinación de los modos de adaptación”, para diferenciarlos de los modos o estrategias de adaptación) que el proceso puede impulsar durante la transición de rol:

 

            1) Replicación: El nuevo empleado no realiza cambios en las características del rol, ni en sus características personales.

 

            2) Absorción: El nuevo empleado no realiza cambios en las características del rol. Sin embargo sus esfuerzos de ajuste se dirigen a cambiar sus características personales.

 

            3) Determinación: Las características del nuevo empleado no se ven afectadas, éste sin embargo, altera las características del rol para lograr el ajuste.

 

            4) Exploración: el ajuste se realiza cambiando, simultáneamente, las características del rol y de la persona.

 

 

            El desarrollo o la existencia de un impulso hacia el desarrollo de una u otra combinación de los modos de adaptación, tiene consecuencias sobre los estados afectivos del nuevo empleado. Esto es así debido a que el nuevo empleado puede preferir una combinación de los modos de adaptación a otra, y la situación ofrecer más alternativas para un modo de adaptación que para otro. Esto puede provocar tensiones, ya que el nuevo empleado buscará desarrollar la combinación de los modos de adaptación preferida. Nicholson establece que estas tensiones deberían catalizar los cambios en la persona o el rol laboral, sin embargo, como critican West y Rushton (1989), no aporta ninguna guía que permita predecir cómo serán catalizados estos cambios. El resultado de las tensiones creadas, entre el desajuste por la imposición situacional de una determinada combinación de los modos de adaptación y la preferencia del nuevo empleado por una combinación de los modos distinta, son los estados afectivos, expresados principalmente por sentimientos de ansiedad y frustración. La fuerza o intensidad de estos estados afectivos puede mediar el desarrollo de los modos de adaptación adoptados por el nuevo empleado, así como el cambio de éstos.

 

            El principal objetivo de la teoría es explicar y predecir el rango de combinación de los modos de adaptación. La teoría describe cuáles son las variables que predicen los modos de adaptación con mayor probabilidad de ser desarrollados, así como la posibilidad de que el nuevo empleado pueda cambiar los modos de adaptación, tras la evaluación inicial del estado afectivo sentido por la combinación de los modos de adaptación desarrollada inicialmente.

 

Estas variables predictoras son las siguientes:

 

            a) Características del rol: Las características del rol más relevantes en la predicción de los modos de adaptación, son el grado de discreción del rol y el grado de novedad del rol. La discreción del rol constituye las oportunidades que tienen los empleados para alterar el contenido y contexto de las tareas del rol. Esta variable determinará el alcance del desarrollo del rol. Aunque para Nicholson (1984) es inevitable algún grado de desarrollo de rol. La novedad de las demandas del rol es función del parecido del nuevo rol con otros roles ocupados anteriormente, se define como el grado en que el rol permite aplicar los conocimientos adquiridos, las habilidades y los hábitos establecidos; o el grado en que el nuevo rol es similar a los roles previamente ocupados. Esta variable determinará el alcance del desarrollo personal. Las percepciones de discreción o novedad diferirán de acuerdo con cada nuevo empleado.

 

            b) Procesos de inducción a la socialización: Nicholson (1984) adopta la descripción de las tácticas de socialización realizada por Van Maanen y Schein (1979), como los mecanismos de inducción a la socialización más característicos utilizados por la organización.

 

            c) Influencia de las experiencias laborales anteriores: La influencia de esta variable se ejercerá cuando los niveles de discreción del rol sean medios. Para la teoría, interesa conocer si la persona procede de un rol anterior con mayor o menor nivel de discreción, por lo tanto la experiencia anterior se operacionalizaría como una experiencia con mayores o menores niveles de discreción que la actual.

 

            d) Orientaciones motivacionales: Las orientaciones motivacionales están implicadas con las oportunidades y limitaciones, que la persona tiene para decidir sobre los modos de adaptación a adoptar, durante la transición de rol. Según Nicholson (1984), es en los roles con un nivel medio de discreción y una novedad moderada, y en ausencia de otras limitaciones en los que la persona puede elegir el modo de adaptación. Cuando el nuevo empleado está en situación de poder elegir, sólo necesita motivación y las habilidades apropiadas. Las orientaciones motivacionales, por lo tanto, poseen una fuerza constreñida a la fuerza de otros predictores, principalmente la novedad y discreción del nuevo rol. Y, en este aspecto, la teoría es más tentativa en la asignación de la capacidad predictora que en las otras variables (West y Nicholson, 1989).

 

                        Nicholson (1984) diferencia entre dos tipos de orientaciones motivacionales a) aquellas basadas en rasgos de personalidad estables, b) aquellas basadas en aspectos de personalidad transitorios.

 

                        Las dos orientaciones motivacionales basadas en rasgos de personalidad estables, que propone Nicholson son: 'el deseo de control' y 'el deseo de feedback'. El significado de 'deseo de control', no está claramente articulado en la teoría, así como tampoco su relación con el proceso de adaptación laboral. Nicholson y West (1988) interpretan el deseo de control como el equivalente personal del requerimiento de rol o 'discreción de rol'. El deseo de feedback se refiere a la sensibilidad por las influencias, comunicaciones y necesidades de los otros, así como por las características demandadas de la situación laboral que son percibidas por el sujeto (Nicholson y West, 1988).

 

                        Las orientaciones motivacionales basadas en rasgos transitorios de personalidad, se refieren a aspectos del nuevo empleado como sus metas en la experiencia laboral, sus planes de carrera y sus expectativas laborales.

 

                                   Puede haber un desajuste entre el modo de adaptación preferido por la persona y el que impone la situación. Si esto sucede y las preferencias del modo de adaptación son función de rasgos estables de personalidad, entonces: a) la presión de las demandas situacionales puede provocar un primer paso hacia un cambio en los rasgos estables de personalidad; b) puede implicar un intento de alterar el rol de forma radical, y si no lo logra abandonar ese rol; c) puede mantener el desajuste y sufrir las consecuencias psicológicas negativas subsiguientes (ansiedad y frustración).

 

                        Los aspectos motivacionales transitorios también influirán en el modo de construir y aceptar el rol, aunque en la teoría no se específica cómo, sugiriendo que actuaría de un modo semejante al caso de los rasgos estables de personalidad, aunque en este caso respecto al punto a), la influencia de los rasgos transitorios se dirigiría hacia el cambio en los rasgos motivacionales transitorios.

 

            Resumiendo, la teoría de la transición de rol describe el proceso de ajuste a un nuevo rol laboral. El inicio de la nueva experiencia de rol conlleva una experiencia de desajuste nuevo empleado-organización, que impulsa un proceso de ajuste al rol laboral. El proceso de ajuste resulta en dos modos básicos de adaptación (reactivo y proactivo) cuya interacción se expresa en cuatro combinaciones de los modos de adaptación (replicación, absorción, determinación y exploración). El resultado en un modo u otro de adaptación depende de cuatro tipos de variables: 1) de las características del nuevo rol: novedad y discreción de rol; 2) de los procesos de inducción a la socialización: tácticas de socialización formales o informales; 3) de la influencia de las experiencias laborales anteriores: diferencia de nivel de discreción de rol, entre el viejo y el nuevo rol; y 4) de las orientaciones motivacionales: características estables de personalidad (deseo de feedback y deseo de control) y características transitorias de personalidad (expectativas, metas). La novedad y la discreción de rol, así como las tácticas de socialización, son en la teoría las variables más relevantes en la predicción de los modos de adaptación. Tras el desarrollo de un modo de adaptación, viene una etapa de estabilidad en el proceso de ajuste, éste empieza de nuevo cuando las cualidades de la experiencia de transición cambian con el tiempo, o debido a la fuerza de los desajustes entre el tipo de ajuste que demanda la situación y el preferido por la persona.

 

 

El modelo del proceso de ajuste representado por la “Teoría de la Transición de Rol”

 

            El modelo del proceso de ajuste representado en función de la teoría de transición de rol, desde el contexto de nuestro estudio, nos ofrece las siguientes conclusiones:

 

a) Dimensiones del modelo que identifican el ajuste:

 

            La teoría refleja un conjunto de relaciones interactivas, de forma que el proceso de ajuste es desarrollado simultáneamente por el nuevo empleado y la organización. Las dimensiones que caracterizan el proceso de ajuste son definidas a partir de las características del rol laboral (novedad y discreción), de las estrategias utilizadas por la organización para inducir a la socialización (tácticas de socialización), y de las características del nuevo empleado, en las que se diferencian dos dimensiones: a) las experiencias anteriores a la actual y b) las orientaciones motivacionales, entre las que destacamos por el interés para nuestro estudio, las características transitorias de personalidad expresadas en las expectativas y metas laborales. En el contexto de nuestro estudio, los aspectos que serían objeto de desajuste, relacionados con la teoría, serían los referentes al desajuste de expectativas y de habilidades.

 

b) Respuestas  de adaptación consideradas en el modelo:

 

            El modelo representado a partir de la teoría considera dos modos de adaptación básicos. Estos se combinan durante el proceso de socialización, dando lugar a cuatro combinaciones de los modos de adaptación (replicación, absorción, determinación, exploración). Los modos de adaptación básicos son dos: un modo de adaptación reactivo, que corresponde con el modo reactivo de adaptación en la teoría del ajuste al trabajo; y un modo de adaptación proactivo, que si bien en la teoría se relaciona con conductas de innovación (en las que se incluyen cambios de las relaciones personales relacionadas con las tareas del puesto), Nicholson (1987) extendió el ámbito de la respuesta a la mejora de las relaciones con los miembros de la organización en el contexto de la cultura organizacional.

 

c) Planteamiento del proceso de ajuste:

 

            El proceso de ajuste es un proceso continuo, permanente y cíclico, desarrollado por las características mismas de la relación nuevo empleado-organización. Las diferencias entre las características de las dimensiones del rol y de la organización, con las características de las dimensiones relacionadas con el nuevo empleado, se expresan en el desajuste nuevo empleado-organización que inician el proceso de ajuste. El proceso de ajuste se desarrolla en un ciclo en el que nuevo empleado y organización responden a la experiencia de desajuste utilizando dos modos o estrategias básicas de adaptación. Las respuestas permiten una nueva situación de estabilidad de los cambios y del ajuste, que dará lugar a una nueva posición en la interacción y a la preparación de un nuevo ciclo de ajuste. El nuevo ciclo se inicia a partir de aspectos del desajuste de naturaleza diferente, sugiriendo que ha habido cambios en los desajustes, no necesariamente en la dirección de mayor ajuste considerado cuantitativamente. La teoría sin embargo, no especifica las características de la relación entre los modos de adaptación y los cambios en el desajuste. La teoría especifica la relación entre los modos de adaptación, dándoles un estatus independiente.

 

d) Consecuencias del proceso de ajuste:

 

            Las consecuencias del proceso de ajuste, descritas por la teoría, son variadas y relevantes para explicar el proceso. Las consecuencias más significativas para las experiencias del nuevo empleado, se traducen en las siguientes: a) cambio de su identidad personal relacionada con el trabajo; b) cambios en sus estados afectivos, que pueden ser de carácter negativo (ansiedad y frustración) cuando existen tensiones en las experiencias de desajuste que el proceso de ajuste no resuelve satisfactoriamente; c) cambios en su comportamiento, como consecuencia de las estrategias proactivas dirigidas al desarrollo del rol laboral. Asimismo, el proceso de ajuste lleva a través de los modos de adaptación, a nuevas situaciones de adaptación cualitativamente diferentes a las anteriores.

 

e) Aportaciones a la comprensión de las respuestas de adaptación:

           

            La teoría de la transición de Nicholson (1984), ha aportado las siguientes ideas de trabajo a la comprensión del proceso de ajuste: a) es un proceso continuo y permanente, por lo que simultáneamente se desarrollan múltiples procesos de ajuste específicos, que se afectan mutuamente, cuyo desarrollo no es necesariamente paralelo, por lo que las etapas del proceso se desenvuelven simultáneamente en un mismo momento; b) es un proceso cíclico, en el que el desajuste induce modos de adaptación, los cuales inducen a un estado de estabilidad respecto al estado anterior, así como a un nuevo proceso de ajuste; c) describe el mecanismo por el que los modos de adaptación se relacionan con la salud laboral; d) concibe las relaciones con compañeros y supervisores, como estrategias dirigidas a ejercer alguna influencia en el entorno laboral, no simplemente como fuentes de información y comprensión del mismo.