Del Reloj
suizo a las Redes Neuronales:
¿Qué Empresas nos traen las
Tecnologías de la Información?
© Antonio Grandío Botella. Marzo, 2000.
Estoy escribiendo un artículo en inglés en mi despacho de la Universidad de Castellón y consultando algunas cosas del idioma a mi colega Fiona, en Vancouver, Canadá. Tras sus sugerencias dejo en nuestra "mesa virtual" el borrador final de mi trabajo y ella me dice: "tendrás la versión corregida en dos horas sobre la mesa, justo antes de acostarme; puedes ir a almorzar con tus compañeros ya".
Hay expertos que piensan que los problemas que subyacen en la base profunda de cualquier organización o empresa siempre son los mismos. Hay otros, entre los que me encuentro, que piensan justamente lo contrario. Y lo pensamos porque siempre ha existido una estrecha correspondencia entre la tecnología de las organizaciones y su sistema organizativo, su estructura de autoridad y su estrategia. Siendo esto así, no es nada aventurado pensar que la tremenda explosión de las Nuevas Tecnologías Informáticas en Red suponga una verdadera bomba en los cimientos de nuestro mundo social y empresarial.
La era de la manufactura industrial, de la producción en serie por medio de masivas inversiones en bienes de equipo, propició una estructura organizativa maquinal, jerárquica y normativa de autoridad, porque la tecnología básica estaba representada por la pesada maquinaria industrial de las fábricas. Para funcionar, una máquina sólo puede estar ensamblada de una manera y los seres humanos debían adaptarse a éstas, las cuales constituían la parte más importante de las fábricas. Hacía falta la autoridad, el control y la disciplina de los seres humanos para hacerlos repetitivos y predecibles, en suma: compatibles con las máquinas. La imagen preferida del mundo industrial era la de la empresa que funcionaba como un "reloj suizo" (de los antiguos de ruedecitas y engranajes) de precisión.
Pero hoy todo ha cambiado. Del mismo modo que lo supusieron estas grandes fábricas con su maquinaria en los siglos pasados, las emergentes Tecnologías de la Información (TI) (Internet, Intranet y Extranet) son la infraestructura tecnológica básica donde los bienes reales ya no son bienes materiales manufacturados, sino bienes "virtuales": la comunicación, el conocimiento y la información. Este mundo, Internet, ya no es una máquina, sino una inmensa, cambiante y complejísima "red neuronal" cuya imagen se asemeja más al funcionamiento de nuestro cerebro, con sus casi infinitas e impredecibles conexiones.
Las nuevas tecnologías nos llevan así a nuevas visiones del mundo, y estas también hacen surgir nuevos temas relevantes, a la vez que hacen que muchos de los antiguos pierdan pertinencia. En concreto, algunos de los viejos problemas empresariales eran la competitividad, el organigrama, la internacionalización, el control, etc. Sin embargo, los nuevos pueden ser conectividad, flexibilidad, aprendizaje etc. A título de ejemplo, el antiguo y estático concepto de Organigrama puede dejar paso a otro más actual: la Intranet Corporativa. Nos acercamos cada vez más a una Organización Virtual, en la que la información, el conocimiento y el aprendizaje suponen el núcleo esencial de la empresa.
Empresa Industrial | Empresa Virtual |
Competitividad | Conectividad |
Organigrama | Intranet |
Internacionalización | Virtualización |
Control | Flexibilidad |
Autoridad | Aprendizaje |
Dirección | Auto-gestión |
La organización virtual está construyéndose, en parte, sobre el conocido fenómeno del "teletrabajo". No importa ya en qué lugar del globo estemos, basta con entrar en la "extranet" corporativa desde cualquier ordenador del mundo, desde cualquier hotel con un ordenador portátil o desde el coche cuando transitamos por una carretera secundaria mediante un teléfono móvil GSM. Siempre tendremos disponible nuestro despacho y escritorio virtual personal con nuestros documentos, agendas, expedientes, etc. y comenzar e interrumpir nuestra jornada laboral a discreción
En cuanto a los consumidores finales, la tecnología de internet nos procura diversas e interesantes posibilidades. En lo que hace referencia al comercio las perspectivas de Internet son inmensas. Se prevé que, a medio plazo, todo tipo de mercado (sea este agrícola, financiero o automovilístico) sea absorbido por la gran red de Internet y sus proyectos sucesores. Puede ya venderse sin necesidad de tiendas geográficamente dispersas por el mundo con todos los gastos correspondientes, basta una página web bien diseñada y actualizada. Ya podemos hacer la compra del supermercado, alquilar y comprar películas de vídeo o temas musicales, consultar nuestro extracto bancario, hacer transferencias y hasta comprarnos un piso o coche sin necesidad de movernos de casa. Olvidémonos ya de que esto es un fenómeno "informático", de un feo "cacharro" lleno de cables que "afea" la casa; lo inmediato va ser una especie de Televisión "mejorada" con dos o tres teclas más en el mando a distancia.
Así, cada vez hay más evidencias empíricas de que las TI suponen una verdadera revolución en las empresas y organizaciones. Su gran potencia y su bajísimo coste hace prever que esta revolución no haya hecho sino empezar. Está implicando nuevas formas de comercio donde las fronteras y el espacio desaparecen junto a ciertas clases de intermediarios. Como alguien dijo: "si su empresa no está internet, simplemente su empresa no existe".
Sin embargo, y a a pesar de lo pudiera parecer a simple vista, lo problemático de su implantación no está en la parte tecnológica (hardware o software), ni siquiera en la necesidad de programas de formación continua para aprender a sacarles partido. La dificultad reside esencialmente en la contrapartida puramente humana. Y esta contrapartida es humana en el sentido de que es "emocional" y "cultural".
En primer lugar, toda nueva tecnología supone una redistribución radical del poder, una reorganización profunda donde muchos puestos (tanto los más bajos como los más altos) se ven amenazados. Imaginemos un departamento cuyo director posee escasos conocimientos de las TI, mientras que algunos subordinados inmediatos suyos sí que poseen una sólida formación en ellas. Este conocimiento es poder real, y es de esperar que haga lo posible por subestimar los beneficios de estas y que procure demorar o entorpecer (aunque sea veladamente) su implantación. Asimismo, el trabajador de tareas repetitivas es el más amenazado por las TI, puesto que estás automatizan tales tareas destruyendo su puesto de trabajo o disminuyendo su poder de influencia en la empresa.
Así que nos encontramos con la siguiente paradoja: por un lado, el viejo sueño humano de liberarse de la maldición de los trabajos "poco creativos", rutinarios y poco enriquecedores está encarnando en el mundo. La burocracia, como sistema organizativo que implica a los Recursos Humanos, está muriendo porque todos los problemas a los que estaba dirigida son cada vez más un problema de programación informática, automatización y robotización que un problema de organización del trabajo. En otras palabras: en las organizaciones, las rutinas ya no son un problema humano sino tecnológico.
Sin embargo, y por otro lado, somos poco creativos y nos hemos identificado con nuestros puestos y profesiones, nuestra identidad está fundamentada muchas veces en esa dimensión laboral. De modo que muchas veces nos oponemos a estos cambios con fuerza porque suponen una amenaza directa al puesto con que nos hemos identificado y al que debemos muchos de los privilegios que ostentamos en la vida empresarial y social. En suma: estas TI no siempre son bien recibidas por nosotros.
Esto es pues, lo que sucede en la realidad. Y la experiencia en la implantación de TI está sugiriendo que la forma organizativa que más se adapta a ellas es la de la Organización que Aprende o Learning Company, una nueva filosofía de administración que está surgiendo con fuerza en muchas empresas. Básicamente se fundamenta en la necesidad de entender la vida como un proceso de aprendizaje continuo y de que las empresas reorienten sus estrategias y estructuras para que esto pueda llevarse a cabo.
A modo de esquema, digamos que la implantación de las TI en la empresa tiene tres aspectos básicos: los técnicos, los organizativos y los humanos. Aunque pudiese parecer lo contrario, son precisamente los técnicos los más fáciles, baratos y rápidos de implantar. Sin embargo, los organizativos y, sobre todo, los humanos representan siempre una formidable barrera y un un reto sin precedentes para las empresas.
Tecnologías de la Información en la Empresa. Fuente: Grandío, A. 2000.
La Organización que Aprende es presentada aquí como la filosofía de gestión natural correspondiente a las Tecnologías de la Información. Esto se ilustra en la figura anterior: las organizaciones actuales están reorientándose hacia una infraestructura en red de la cual la Intranet Corporativa es la forma más usual. El objeto de la Intranet es focalizar la Gestión empresarial hacia el Conocimiento y la Información, mientras que los recursos humanos de las empresas deben adaptarse a estas nuevas configuraciones mediante lo que denominaremos Aprendizaje Emocional, el proceso que nos hace desarrollar en nosotros otro de los temas más candentes en la actualidad: la Inteligencia Emocional.