OBRA: Del origen y principio de la lengua castellana
o romance que oi
se usa en España (1606). Bernardo Aldrete.
FUENTE: Werner Bahner, La lingüística
española del Siglo de Oro,
Madrid, Ciencia Nueva, 1966. Apéndice II.
i en V. Ma-
gestad ser en
ellas reconocido por Rei natural, i Soberano Señor, assi
también
reconosco, que le es deuido el libro, que del Origen, i prin-
cipio del Romance e compuesto, lenguage que todos sus vasallos
hablamos. Obra, sin duda, llena de dificultad, i puesta á gran peli-
gro; lo uno por ser la primera, que en esta razón se ha escrito, i
sale á luz; lo
otro porque siendo déla lengua vulgar todos, los que
la usan. quieren,en esto tener voto, si bien no todos tienen caudal
para dar lo.
Con lo qual al numero de los lectores sera igual la
variedad de
pareceres, riesgo no pequeño, por el qual passó el mas
docto délos
Latinos, i del no se escaparon los tenidos por oráculos
de jurisprudencia, ni el que por sanctidad, i doctrina merecía toda
honrra, i
respeto, ni aun el que por el cetro, i corona imperial pa-
rece que era
libre de semejante tormenta. A la qual tanto me hallo
mas sugeto,
quanto reconosco las muchas partes, que me faltan de
las que deue
tener quien vuiere de tratar dignamente esta materia.
Pero come
hasta aquí nadie aia acometido esta gran empresa, tuue
por bastante el començarla, abriendo camino, para que otros con
maior gloria
la prosigan, haziendo empleo de sus ingenios, i letras
en feria tan
rica como la de nuestra lengua. Todo lo que en bien
suio resultare, estimare, i agradecere, porque se colmaron mis de-
seos endereçados a que llegue a la grandeza, que merece, aunque
de camino se
muestren mis faltas, i defectos, dignos de perdón por
la dificultad déla materia, i no auer tenido en ella guia, cuias huellas
siguiesse. Otras murmuraciones nacidas de pechos apasionados, i
de mala
voluntad más las juzgo, que son para tener les lastima, que
para dar enojo
o disgusto. Pero no puedo dexar de responder a los
que sientan
que hago agravio á nuestra lengua en dar le principio,
que sea más
moderno, que la población de España por el antiguo
Tubal, lo
demás tienen por indigno déla grandeza Española; color
con que sanean
su partido, i se persuaden, que otra cosa ni es hon-
rrosa, ni
deuia ser escrita. Semejantes arreos, i atauios de antigüe-
dad no
hermosean, ni honrran la lengua, que los tiene propios ricos,
i lustrosos, i
no fingidos. Si los viejos, i antiguos les agradan tanto,
no se porque usan los deste tiempo dexando aquellos del Fuero
Iuzgo, i otros
que en libros deste jaez se halla. La propriedad con
copia, i
abundancia de vocablos, (a dulçura junta con grauedad, la
elegancia
acompañada de facilidad, i otros ornamentos semejantes
son los que
honrran, i dan precio, i estima a una lengua. Si estos
le faltan,
tenga la antigüedad, que quisieren, que no será digna de
Corona, i
Palma. Entre todas la tiene, i merece la lengua Latina, i
no la pierde,
porque se dize, que se deriuó déla Griega, i assi no
fue una délas
que se dieron en la confusión délas lenguas. Aquellas
partes tan
auentajadas tiene la Castellana, solo de falta, que sus
naturales se
precian della; daño grande, que solo tiene su reparo
en la autoridad
Real, cuio exemplo seria muy eficaz remedio.
Algunas razones, por las quales se muestra, que el Romance no
pudo ser la
lengua antigua de España. Seame licito discurrir un
poco con
razones, para comprouar, que esta lengua, que oi usamos
no fue la antigua
de España, pues en qualquier materia estas tie-
nen primer lugar, i dellas se aprouechan, los que pretenden lo con-
trario. I ia
que trato del origen del Romance, que io entiendo
deciende de la
lengua Latina, justo es, que esto lo confirme de ma-
nera, que conste de la verdad, lo qual otros muchos antes que io lo
an afirmado.
Para lo qual deseo, que se considere lo siguiente. Al
tiempo, que los Godos vinieron a España, estaua poblada de dos
suertes de
gente, una naturales antiguos de la tierra, otra Roma-
nos, cuias
poblaciones e referido, pero todos se dezian Romanos,
unos por
naturaleza, i otros por liberalidad, i gracia de los Empe-
radores, como
largamente proue en el libro primero, i historiadores
graues assi
mismo dizen, i declaran estas suertes de gentes, que los
Godos hallaron
en España, de que no se puede dudar. Hizieronse
pues los Godos señores de España, i assi quedó la tierra también
poblada
dellos, i alas dos primeras gentes añadida esta tercera. Pues
si esta
lengua, que oi usamos, es la antigua desta tierra, se sigue.
Lo primero, que todas las naciones, que auian venido a estas par-
tes, como
Griegos, Phenices, i Cartagineses, la aprendieron, i no
comunicaron
las suias, para que esta se conseruasse en su anti-
güedad. I lo que
es más, los Romanos perdieron su lengua Latina,
i aprendieron
la Castellana, pues assi los que decienden de Espa-
ñoles como de
Romanos todos hablamos una misma, i la Latina no,
sino que se aprende en escuelas. Lo segundo, que lo mismo hizie-
ron los Godos,
los quales también perdieron su lengua, i recibieron
esta. De que se sigue lo tercero, que los vencidos en todas ocasio-
nes dieron
lengua alos vencedores, contra el curso ordinario, i que
assi queda por
incierto, por no dezir falto, lo que tan graues autores
afirman, que
los Romanos procuraron, i lo consiguieron, que la
lengua Latina
se dilatasse. Siguesse también, que los Godos, que en
Roma, i Italia
donde se hablaua Latin (sino es, que también esto lo
quieren negar)
lo destruieron con su venida, naciendo de sus ce-
nizas la
lengua Italiana, i perdió Roma, la que tanto estimaua, i
deseaba que se
dilatasse, i España no padeció este daño, sino antes
perdieron la
Gótica los Godos i aprendieron la Castellana. Mui vic-
toriosa fuera
por cierto esta lengua, pues quando los señores della
fueron del
Imperio Romano por mas de seiscientos años, i del pas-
saron al délos
Godos, en todos exercitó su poder, para quitar las
otras lenguas,
i que ella preualeciesse. Mucho menos que los Ro-
manos, i Godos
se apoderaron de España los Moros, porque acabada
de allanar
nunca los Españoles tornaron a tomar las armas contra
los Romanos,
los quales de la misma suerte nunca la boluieron a
cobrar; pero
los Moros assi la ganaron, que luego la començaron a
perder i si
bien esto duró muchos años, al cabo de todo punto la
perdieron,
ganándola los decendientes de los que la perdieron. Pues
como si es de
tanta fuerça, i eficacia esta lengua no consiguió, lo
que con los
Romanos, i Godos, que la recibiessen también los Mo-
ros, pues es cierto,
que no la usaron, sino la Arauiga, i la multitud
de
Christianos, que mezclados con los moros se quedaron, per-
dieron esta i
se acomodaron ala délos Moros, en cuio señorío bíuian.
Vemos oi en el
reino de Valencia en los descendientes de los Moros,
que se
conserua la Arauiga, i lo que vuo en el reino de Granada,
por quererla
quitar de todo punto, i que sola la Castellana hablas-
sen i
creeremos, que la admitieron Romanos, i Godos altiuos, i
orgullosos con
tantas victorias? No lo tengo por possibile en curso
natural i
ordinario. El común sentimiento corre con lisura, los Ro-
manos
hizieron, que los Españoles perdiessen su lengua, la que
tenian quando
passaron a España, Los Godos estragaron la Romana,
pero no
introduxeron la suia, porque quisieron conseruar la Latina,
i con todo
hizieron en ella tan grande daño, que no se puede res-
taurar. __
Mi intento solo a sido mostrar su origen, i principio, que
como no a sido de lengua barbara, sino déla mas prima, i elegante
que á tenido el mundo, suficiente causa es de su estima i loa, i
para preciar nos della, i no tenerla en poco, como algunos hazen.
Hasta en esto a sido semejante a su madre la Latina, que tarde fue
admitida en cosas graues, i no sin murmuración de sus mismos na-
turales. Sacaron la a luz varones eloquentes, i sabios, que se esme-
raron en adornarla i leuantarla, dándole nueuo lustre en reálqar el
estilo fuera de lo ordinario.
(Grande alabanza del Romance es, que sin auer la pro-
curado cultiuar, antes desamparado aia florecido con tanta exce-
lencia; euidencia manifiesta, que si lo vuieran con artificio dis-
puesto, i con lo mismo que tiene lo vuieran enjoiado estuuiera mu-
cho mas a delate. Poco deue alos suios, pues ni de su industria ni
solicitud nada le a venido, i todo es de su cosecha lo que tiene. Por-
que como campo fértil, que sin que nadie le aia puesto la mano se
viste, i esmalta de lo mas hermoso, i lindo, que tienen los jardines,
donde la diestra mano acompaña con el plantar el orden, i dispo-
sición, dando a cada cosa su lugar; todo lo qual falta en essotro,
pero en lo que tiene, no puede ser, ni es mas apazible, ni vistoso.
Este es el estado de nuestra lengua, muy falta de arte i artificio, y
muy llena de todo lo bueno, que qualquiera lengua tiene muy digno de
estima i que nos preciemos della. Si buscamos suauidad i dulçura? ella
la tiene acompañada de gran ser, i magestad, conuiniente a pechos
jaroniles, í nada afeminados. Si grauedad? tienela tan apazible, que
no admite, arrogancia, ni liuiandad. Si candidez, i pureza?, hallase
en ella con tanto primor, i compostura, que no sufre cosa lasciua,
ni descompuesta. Si agudeza? la suia es con tal biueza, que pica sin
lastimar. Si modos de dezir? en ellos ninguna lengua le haze ven-
taja, tan proporcionados, i ajustados, que sin afectación declaran,
i contienen
gran emphasis, i significación. Si donaire i gracia? excede
a las demás
con tan buen gusto, que todos los que lo tienen la reco-
nocen sin eceptuar, los que della no tienen buen agrado, i copia, i
abundancia?
alcança la tan grande, que no mendiga, como algunos
piensan, sino antes como riquissima descriue, pinta, i enseña con va-
riedad, i buen
adorno de palabras una gran multitud de cosas, que en
otras lenguas
no se hallan, corresponde a manifestar sin límite, ni tas-
sa todo lo que
entendimiento humano, concibe i alcança, i en lo criado
se conoce. En
la Oratoria no dexa requisito, a que cumplidamente
no satisfaga con eloquencia, hinche todo lo que las reglas della
piden, tiene
gran tuerca i energía en persuadir i disuadir, siendo en
el mouer
vehementissima. En la Poesia es admirable, no liuiana, ni
licenciosa, excluie, lo que otras admiten, cortar, alargar, i abreuiar,
con que se
requiere, que el verso sea sonoro, limpio, terso, sin que
le falte
numero, los que esto no guarden a nadie agradan, i siruen
solo, de lo
que el Úrico dixo, de papel para cubiertas en las espe-
cerías. En la
historia, con grandeza, i magestad todas sus partes
abraça, i aun
las colma, es fácil, i graciosa en el dezir, aguda i fa-
cunda en las
sentencias, discurre con libertad modesta de suerte,
que a todo lo hinche sin que por ella quede .En la Philosophia i
Medicina a
todas las cosas acude, i da gran punto.