OBRA: Arte de trovar, Enrique de
Villena
FUENTE: Obras Completas (vol. I), edición de
Pedro M. Cátedra,
E acatando seis instrumentos, siquiere órganos, que for-
man en el hombre bozes articuladas e literadas, es a saber
pulmón con su continuo movimiento, sistolando e diastolan-
do, recibiendo aire fresco hazia sí e lançando el escalentado
fuera del cuerpo por muchas partes, especialmente por la
tracharchedía, que es la canna del resollo [etc.], percude, si-
quiere fíere el aire [...]
El segundo, paladar [...]
El terçero, lengua [...]
El cuarto, dientes, que por compresión fazen zizilar a ate-
nuar el son, siquiere adelgazar.
El quinto, los beços [...]
El sesto, la trachearchedía [...]
No son las bozes articuladas en igual número cerca de to-
das las gentes, porque la dispusición de los aires e sitio de
las tierras disponen estos instrumentos por diversa manera
A unos dilatándoles la canna, e por eso fablan de garguero
a otros, faziéndoles la boca de grant oquedat, e por eso
fablan ampuloso; e a otros, faziendo las varillas de poco movi-
miento, e por eso fablan zizilando. E ansí de las otras diversi-
dades. [...]
Esta parte primera se dividirá en diez partículas. La prime-
ra, cuándo y por quién la letra latina fue hallada. La segunda
la difinición de la letra. La tercera, cuántas son las letras y
qué figuras tienen. La cuarta, de los açidentes e de la mu-
taçión de sus figuras segúnt la diversidat de los tienpos. La
quinta, del departimiento que han entre sí, segúnt las bo-
zes que significan. La sexta, del son de cada una, por la con-
junçión de unas con otras. La setena, cómo se muda el son
de una en son de otras e se puede poner una por otra en
çiertos lugares. La ochava, cómo se ponen algunas letras e no
se pronuncian e otras se pronuncian, aunque no se ponen
La novena, en el escrevir, segúnt las reglas de los trobadores
antiguos, cómo se deven situar. La dezena, de la abreviatura
de las letras. [...]
E
éste á llegado fasta el uso d'este tiempo [...]
Allende
el son particular que cada letra por sí tiene, cuan-
do
se conjungen unas con otras forman otro son. Esta for-
mación
se entiende en dos maneras, una en general, otra en
especial.
La
general en tres, es a saber, plenisonante, semisonante,
menos
sonante. Cuando la letra es puesta en principio de di-
ción,
toma el son más lleno e tiene mejor su propia boz e por
eso
es dicha plenisonante, es a saber aviente su son lleno.
Cuando
es puesta en medio de dición, no suena tanto e di-
fúscasse
el son de su propia boz.
Cuando
es en fin de la dición, del todo pierde el son de su
propia
boz o suena menos que en el medio. E por eso es di-
cha
menos sonante.
La
espeçial manera es considerando la condición de cada
una,
segúnt la conjunción en que se halla. Así como las voca-
les,
que allende de la regla general dicha, por especial razón
son
algunas vezes plenisonantes, aunque sean falladas en
medio
de dición, así como diziendo vas, ven, diz, joy, luz; que,
maguer
que las vocales puestas en estas diciones estén en
medio,
retienen su lleno son, por la plenitud de la voz vocal,
que
les ayuda.
E
algunas vezes las tres vocales a e o suenan de otra manera
con
son semisonante o menos sonante puestas en medio de
dición
e fin, así como quien dize proeza, grana, honor, que la e
en
la primera dición es semisonante e la a en la segunda, e la
segunda
o en la tercera. Esto les acaeçe por la conjunción de
las
precedentes letras, que se lían e encorporan con el son
de
la vocal en composición de bozes. E por eso la vocal
pierde
parte de su lleno son.
Estas
tres vocales puestas en mitad de dición sin mudar la
postrimera
letra tienen a vezes lleno son y otras medio.
Quien
dize vas da medio son; e si dixese paz, daríale lleno; di-
ziendo
vos es semisonante, diziendo pos es plenisonante. E si
dixese
pres, aquella e es plenisonante; e si dixese tres, es semi-
sonante.
E porque gozan de amos los sones según el ayuda
del
principio, dízense unisonantes.
La v
e la i en principio de vocal se hazen consonantes.
Cuando
la g con vocal se junta, así como a e u, tiene son sua-
ve,
como quien dize plaga, dragón, daga. E esto es con la a. E
con
la e, así como llegué, pagué, con la u, así como guardar,
guiar. Pero cuando se junta con e e con i,
entonces suena
fuerte,
como quien dize linagge, girón, girconça. En el fin qui-
tan
la e pug [Alberic].
La I
se dobla para hazerla plenisonante al principio e al
medio.
En el fin nunca se dobla, sino en la lengua limosina.
Cuando
la r es semisonante, no se dobla: ara, ira. Cuando
es
plenisonante, dóblase, error. En principio de dición, es ple-
nisonante;
no se dobla: rey, roque, rofín. En los nombres pro-
pios,
en medio de dición es plenisonante y no se dobla: Enri-
que,
Ferando.
La p
e la b algunas vezes fazen un mesmo son, como quien
dixese
cabdinal, que también se puede dezir capdinal. E t e d
eso
mesmo convienen en son, en fin de dición, así como
quien
dize çibdad, que se puede fazer con d e con t. En princi-
pio
son disonantes.
La q
e la c convienen en son en principio de dición. Quan-
tidad
se escrive con q; calidad se escrive con c. La k conviene
con
este son, diziendo karidad, pero tiene esta especialidad la
k,
que no se puede poner sino en principio de dición e toda-
vía es
plenisonante.
La m
e la n convienen en son algunas vezes en medio de di-
ción,
así como diziendo tiempo, que, aunque se escrive con m,
faze
son de n. E si lo escriven con n, faze el mismo son. E por
eso
algunos lo escriven con n, aviándose de escrevir con m.
En
los nombres propios que es menester que la pronun-
ciación
sea fuerte, ponen en medio aspiración: Matheo,
Anthonio.
La x
nunca es plenisonante, doquier que se ponga; antes
muda
algunas vezes su son, a vezes en c, a vezes en g-, así
como
quien dize bux, flux, que se escriven con x e fazen son
de
g, fix escrívese con x e faze son de c.
La z
algunas vezes en el fin tiene son de c. pec por pescado,
que
se escrive con c e tiene son de z. Otras vezes es semiso-
nante:
prez.
Las
vocales son cinco: a, e, o, u; porque la i es la quinta, sir-
ve
en la cuenta por cinco.
Las
mutas son nueve: b, c, d, f, g, k, p, q, t. Las semivocales
son
cinco: l, m, n, r, s. Las estraordinarias son tres: x, y, z.
La
l en la cuenta se toma por cincuenta, porque es la quin-
ta de
las semivocales e primera d'ellas [...] Dexaron de lla-
marse
semivocales e llamáronse líquidas [...]
[Pónense
unas letras por otras]: c se muda en z: az; b por p:
cabdinal,
capdinal; c por k; d
en t: cibdad, cibdat; la m en n: com-
promisso
(algunos se atreven a
escrevir compromisso). La f se
muda
en p ayudada de la aspiración h, como quien dize Pheli-
pe, la o en u: peconia, pecunia,
furca, forca. La u latina siempre
se
muda en castellano en o. La g se muda en i: juego, Jhesús; la
j en
g: gentil. La ese muda en z: Zamora, Gormaz, Garmac. La b
se
pone por la p: estribo avíase de dezir estripo, derivándose de
pie.
En lugar de d se pone t en fin de dición: brevedat. Por la f
se
pone p, como quien dize philósopho. Por la g se pone j,
como
quien dize junça. Por la k se pone c, como quien dize
cavallo. Por la m se pone n, como quien dize
tienpo, ca se avía
de
escrevir con m, pero, según el uso moderno, se escrive con
n.
La p se muda en b, como quien dize cabdillo, que se avía de
poner
con p; la q por c, como en quantidad.
Algunas
letras que se ponen e no se pronuncian: quien
dize
philosophía pronuncia f e no se pone. Quien dize cunyo
pronuncia
q e no se pone. Cantar pronuncia k e no se pone.
Sciencia pónese s y no se pronuncia. Psalmo pónese p e no se
pronuncia.
Honor pónese h e no se pronuncia; ha, por tiene,
pónese h e no se pronuncia. En los nombres propios
pónese
h e
no se pronuncia: Marcho.
La
e, cuando viene después de muta, no suena sino el son
de la
muta, porque termina en ella. Así como be, que faze
son
de b e se encubre la e. E esto acaeçe porque en el leer no
se
pone letra pronunciada por sí, sino copulada con otra, sal-
vo
las vocales, que se ponen en algún lugar por sí: así como la
o en
la dijuntiva e la e en la conjuntiva e la a en la relativa.
E
aquellas letras que se ponen e no se pronuncian según el
común
uso algo añaden al entendimiento e significación de
la
dición donde son puestas. Aquí puede entrar magnífico,
sancto,
doctrina, signo, etc. [...]
De
la situación de las letras según los trobadores antiguos.
Situaron
en tal manera las letras que fiziesen buena eupho-
nía,
siquiere plazible son, e se desviaron de aquella posición
de
letras que fazía son desplazible. E por eso, en fin de
dición,
donde era menester doblar la l, ponen una h, en lu-
gar
de la postrimera l, como quien dize metalh, por temprar
el
rigor de la segunda l con la aspiración de la h. E donde ve-
nía
g en medio de dición sonante fuerte, pónenle antes una
t,
así como por dezir linagge ponen linatge, paratge. Esto se
haze
en la lengua limosina.