Complejidad en Ciencias Sociales: un continuo evolutivo basado en necesidades humanas.

Revista: Encuentros en Psicología Social.

Monográfico: La Complejidad en la Psicología Social y de las Organizaciones. Aljibe, Málaga. 2005. ISSN: 1697-0489.

 

Antonio Grandío Botella.

Departamento de Administración de Empresas y Marketing.

Área de Organización de Empresas.

Universitat Jaume I (Castellón).

Mail: agrandio@emp.uji.es.

Web: www.antoniograndio.com.

 

            Resumen.

 

            Tras explorar con cierta extensión las distintas aportaciones a las ciencias de la complejidad y señalar los cambios tecnológicos radicales que auspician nuevos paradigmas, el propósito de esta comunicación es esbozar una propuesta teórica que incardinara evolutivamente el paradigma de la complejidad en el resto de los principales paradigmas contemporáneos en Ciencias Sociales, al mismo tiempo que pudiera “explicarlos” desde aquél. La idea esencial es que todo paradigma (Kuhn, 1960) responde a unas determinadas necesidades humanas (entendidas éstas de un modo jerárquico al estilo de cómo Maslow las concibió). En términos de las disciplinas del Caos y de la Complejidad, estas necesidades podrían concebirse como atractores, alrededor de los cuales se configurarían los paradigmas históricos y contemporáneos en Ciencias Sociales. El término paradigma es contrastado junto al término “racionalidad”, puesto que se pretende sugerir que todas las ciencias, sean estas naturales o sociales y como creación humana, están sujetas a siete niveles ontológicos. Estos niveles ontológicos de racionalidad son descritos como las 7 H's: hipnótica, hipócrita, homogénea, hegemónica, hermenéutica, heurística y hermética. Además, si aceptamos las connotaciones evolutivas de la jerarquía de Maslow y cierta correlación entre los aspectos filogenéticos y ontogenéticos de esta, podríamos imaginar que es la dinámica dialéctica entre dos vertientes de la necesidad (cognitiva y emocional), y la propia de ésta con la conciencia, la que dotaría al continuo evolutivo de movimiento ascendente.

 

            Abstract.

 

            After exploring to a certain extent the different contributions to the sciences of complexity and pointing out the radical technological changes that are favoring new paradigms, the purpose of this communication it is to sketch a theoretical proposal that evolutionarily articulate the complexity paradigm with the rest of the main contemporary paradigms in Social Sciences, at the same time that it could explain them from itself. The essential idea is that all paradigm (Kuhn, 1960) responds to some certain human necessities (understanding these in a hierarchical way in the style of how Maslow conceived them). In terms of the Chaos and Complexity disciplines, these necessities could be conceived as atractors, around which the historical and contemporary paradigms would be configured in Social Sciences. The term paradigm is contrasted next to the term "rationality", since it is suggested that all sciences, be these natural or social, and as a human creation, are subjected to seven ontologic levels. These ontologic levels of rationality are described as the 7 H's: hypnotic, hypocrite, homogeneous, hegemonical, hermeneutical, heuristical and hermetical. Also, if we are to accept the evolutionary connotations of Maslow’s model and a certain correlation between the filogenetical and ontogenetical aspects of this hierarchy, we could imagine that it is the dialectical dynamics between these two aspects of the necessity (cognitive and emotional), and also the dynamics of this one with the conscience, the “engine” that would endow the continuum with an upward evolutionary movement.

 

            1.- Introducción.

 

            Una de las muchas clasificaciones que podrían hacerse de las orientaciones básicas que tienen la filosofía y la ciencia de nuestra civilización, es aquella que diferencia entre las que enfatizan el dualismo entre el sujeto y el objeto y las que subrayan la indisoluble unidad de ambos conceptos. Empezando por el ámbito religioso esta diferenciación ha sido bastante acusada cuando nos encontramos con concepciones trascendentes (aquellas que conciben un dios más allá de su creación, un “deus ex machina”) y aquellas inmanentes que subrayan la divinidad de todo cuanto existe. Para las primeras, tanto por estar dios “fuera de la manifestación” y “no directamente implicado ni limitado” por su creación, como por su naturaleza divina, esencialmente distinta de sus criaturas, se hacía necesaria la existencia de intermediarios entre la humanidad y el mundo divino: los hierofantes o sacerdotes y, como corolario inevitable, la iglesia como organización “temporal” necesaria para conservar la relación con el creador. La organización, además, crea un dogma, unas normas y una metodología (un “catecismo”) que definen la “ortodoxia” para comunicarse con dios. Esta necesidad de intermediarios no es total, empero, ya que cabe la posibilidad de una relación “personal” con dios por medio de la oración. Ahora bien, este tipo de comunicación es esencialmente dualista y jerárquica: el pequeño habla, ruega o implora al grande, y, como en la relación con el sacerdote, no cabe ninguna duda de “quién es quién” y de que hay dos entidades distintas. Las inmanentes, sin embargo, que podríamos denominar también místicas, subrayan la presencia de lo divino en su creación y, en su extremo “panteísta”, conciben la creación como el “cuerpo de manifestación” de la divinidad. En sus concepciones más elaboradas, el logos o dios, lejos de de ser un agente externo, se autolimita a sí mismo, por medio de su manifestación o cuerpo de expresión, para conseguir “ser lo que es”, esta vez a través de tales vehículos de expresión. Naturalmente, siendo esto así, el anterior diálogo dual anterior se convierte ahora en un esfuerzo del ser humano por “actualizar” o “autorrealizar” en sí mismo aquella parte divina que es en esencia, para lo cual no necesita de intermediarios ni estructuras organizativas (iglesia) al uso. El esfuerzo es de actualizar la “no dualidad”, superar la “gran herejía de la separación” (sujeto objeto). Por poner ejemplos cercanos, la iglesia católica, aún decantándose de forma abrumadora por la orientación teológica, dualista y trascendente, cuya posterior forma filosófica basó en Aristóteles (Tomás de Aquino), ha tenido también exponentes de la inmanente en muchos de sus “santos”. De un tinte más platónico, quizás esta última línea cabe descubrirla en Agustín de Hipona, Teresa de Ávila, Juan de la Cruz y Francisco de Asís.

 

En el campo de la filosofía y de la ciencia podemos encontrarnos con un panorama parecido, es decir, una abrumadora mayoría gnoseológica de las orientaciones dualistas basadas en la estricta diferenciación entre el sujeto y el objeto, el observador y lo observado. Aunque cabe distinguir algunas de tipo inmanente (Schopenhauer, Nietzsche, Spinoza), el dualismo llega a ser explícito con la separación cuerpo-mente de Descartes y la “inauguración” del “método científico” de R. Bacon y el empiricismo inglés. El dualismo ha encarnado asimismo en la construcción de diseños teóricos y metodológicos cuya creencia básica es denominada causalidad. En todo “mecanismo causal” existe tanto una dualidad básica constituida por las variables independientes (explicativas) y dependientes (explicadas) como una asimetría temporal entre la causa y el efecto. En cuanto al observador y a lo observado, se supone que el científico es, nuevamente, “objetivo”, una especie de “deus ex machina”, al margen de su experimento o investigación. Finalmente, también la comunidad científica crea unas normas, una metodología, un “paradigma” (Khun, T. 1960) que define la ortodoxia.

 

Sin embargo, el marco doctrinal que inspira este trabajo es del segundo tipo: inmanente. Se sugiere que cabe concebir una jerarquía en grados crecientes de complejidad en la “conciencia” filosófico-científica y se toma, como variable explicativa de cada nivel, las necesidades humanas (de una época o de una comunidad científica), no el “conocimiento objetivo” o su “epistemología”.

 

2.- Jerarquía de Necesidades, de Racionalidad y de Paradigmas.

 

            Lo que vamos a proponer es un modelo que incardinara evolutivamente el paradigma de la complejidad en el resto de los principales paradigmas contemporáneos en Ciencias Sociales, al mismo tiempo que pudiera “explicarlos” desde aquél. La idea esencial es que todo paradigma (Kuhn, 1960) responde a unas determinadas necesidades humanas (entendidas éstas de un modo jerárquico al estilo de cómo Maslow las concibió). En términos de las disciplinas del Caos y de la Complejidad, estas necesidades podrían concebirse como atractores, alrededor de los cuales se configurarían los paradigmas históricos y contemporáneos en Ciencias Sociales.

 

            La necesidad individual crea un esquema mental (racionalidad) cuyos contenidos sociales compartidos (representaciones sociales) son los paradigmas. Y estos paradigmas generan un mecanismo de coordinación organizativo concreto (Mintzberg, 1979;1991).

 

            Un precedente histórico de este modelo podría encontrarse en Schopenhauer (1819) y su obra central “El mundo como Voluntad y Representación” nótese que el concepto alemán de voluntad “will” es próximo al del inglés y que, además de voluntad, puede asimismo connotar la idea de “deseo” que nosotros extenderíamos al de necesidad.

 

 

Para nuestros propósitos, tal voluntad o deseo la asimilamos al término de necesidad de Maslow (1949;1970). En nuestra propuesta dentro del ámbito de la complejidad, la necesidad es el atractor que cumple los 4 principios de la complejidad (Dimitrov, 1998):

 

1.- De Atracción. La conducta dinámica de los procesos vitales siempre gravita alrededor de ciertos patrones dinámicos relativamente estables denominados en la teoria del caos, atractores extraños. En este caso, las representaciones, paradigmas o mecanismos de coordinación gravitan alrededor de una necesidad.

2.- De Fractalidad. Hay siempre una similaridad anidada: estructuras similares se reproducen a distintas escalas de generalización. Por ejemplo, la necesidad puede concebirse a nivel individual, grupal o social. Los mecanismos de coordinación pueden concebirse a varios niveles en la organización. A su vez, estos niveles son interdependientes.

3.- De Emergencia. Los sistemas complejos están abiertos a la emergencia de nuevos patrones dinámicos. En nuestro modelo una necesidad nueva reemplazaría (emergería) a la anterior como atractor extraño.

4.- De Auto-organización. Los atractores generan vórtices alrededor de los cuales se organizan las formas. Sólo así los sistemas complejos pueden sobrevivir. Una “necesidad activa” organiza dinámicamente todo un conjunto de necesidades subordinadas, significados, representaciones e identidades.

 

 Los atractores siguen una jerarquía en complejidad creciente que va desde las necesidades fisiológicas y de seguridad, pasando por valores instrumentales y finales (Rockeach, M. 1973) hasta llegar a las trascendentes como la libertad, la belleza o el amor B de la experiencia cumbre. En un sentido social, el atractor cumple 2 características adicionales de carácter relacional: la de convergencia semántica y la de identidad gravitatoria.

La experiencia cumbre de Maslow es concebida como el epitome donde la razón pura y la práctica, la voluntad y la representación de Schopenhauer, el fenómeno y el noumeno kantiano, devienen isomórficas.

 

            La necesidad así, es concebida en una doble vertiente. En primer lugar la volitivo, conativa y emocional. Su etimología vendría del latín “ne cesse: no cede” (Bohm, 1990). En segundo, la cognitiva, representativa y paradigmática. Su etimología vendría del latín “ne scire: no sabe/ciencia/necio” (Grandío, 1999). Ambas vertientes podrían concebirse como ligadas dialécticamente, interaccionando y siendo imposible concebir la una sin la otra.

 

            Incrementando un nivel el grado de complejidad, la necesidad es concebida también como articulada dialécticamente con el concepto polar de conciencia (“con-sciencia” frente a “ne-sciencia”) y el aprendizaje (toma de conciencia desde la necesidad) podría ser concebido como una estructura disipativa de final abierto (Prigogine, 1977) resultante de esta dinámica.

 

            Un paradigma pues, podría concebirse como un “círculo no se pasa” estacional, una configuración dinámica que cobra cierta estabilidad temporal y que le confiere cualidades de atractor extraño (patrón de interferencia estable para la teoría holográfica de Pribram, 1969). La estabilidad de un paradigma viene determinada por su permanencia como “motivación”, es decir, por el grado en que una necesidad no es “desvelada” y convertida en conciencia por medio de un mecanismo de “insight” al estilo del “ajá” gestáltico.

 

Fig. 2.- Dimensiones Básicas del Continuo. Elaboración Propia.

 

             Para los propósitos generales de esta comunicación, el término paradigma es contrastado junto al término “racionalidad”, puesto que se pretende sugerir que todas las ciencias, sean estas naturales o sociales y como creación humana, están sujetas a siete niveles ontológicos. Estos niveles ontológicos de racionalidad son descritos como las 7 H's: hipnótica, hipócrita, homogénea, hegemónica, hermenéutica, heurística y hermética. Además, aceptamos las connotaciones evolutivas de la jerarquía de Maslow y cierta correlación entre los aspectos filogenéticos y ontogenéticos de esta, podríamos imaginar que es la dinámica dialéctica entre ambas vertientes de la necesidad, y la propia de ésta con la conciencia, la que dotaría al continuo evolutivo de movimiento ascendente. Un  esquema incompleto a título orientativo (más con propósitos de debate que como propuesta definitiva), se muestra en la siguiente tabla.

 

Tabla 4.- Complejidad: un Continuo Evolutivo basado en Necesidades. Elaboración Propia.

Necesidad

Racionalidad

Paradigma en Management

Paradigma en Psicología

Estadio/

Arquetipo

Tipo de Aprendizaje

Transcendental

Hermética

Organización Transformacional (Banner & Gagnè, 1995)

Compleja

(Stacey, 1995)

Transpersonal: Jung, 1960 Maslow, 1970, Conciencia: Wilber, 1970)
Holográfico: Pribram, 1969

Complejo/

Atractor/

Estructura disipativa

Realizing (Insight): Revelador

Autorrealización

Heurística (“yo busco”)

Learning Company (Senge, 1990)

Humanismo (Mc. Gregor, 1960; Maslow 1967, 1969, Rogers, 1960, Argyris, 1990/7)

Sistémico/

Aprendizaje

Aware: consciente

Status

Hermenéutica (modelo)

Representaciones (Morgan, 1986)

Gestión del Conocimiento (Nonaka, 1992)

Recursos y Capacidades (Grant, Peteraff, 1993)

Constructivismo: Piaget, 1963, Vygotsky, 1962
Cognitivismo (Miller, Galanter & Pribram, 1960).

Representacional/

Semántica/Sinsentido

Representacional

Logro

Hegemónica (lograr, conseguir, “ser más”)

Dirección Estratégica (Porter, 1982, Ansoff. 1991)

Solución de Problemas (Simon, 1947, Zurilla & Goldfried, 1971)

Económico/

Éxito/Fracaso

Estratégico

Sociales

Homogenea (asimilarse, “ser uno más”)

Relaciones Humanas (Elton Mayo, 1927)

Aprendizaje Vicario/Observacional (Bandura, 1963)

Social/

Identificación/Desarraigo

Imitativo

Seguridad

Hipócrita

Planificación Estratégica

Condicionamiento Operante (Skinner, 1938)

Normativo/

Regulación

Operacional

Fisiológicas

Hipnótica

Dirección Científica

Condicionamiento Clásico (Pavlov, 1904, 1926)

Familiar

Condicionado

 

            La racionalidad Hipnótica, propia de las necesidades fisiológicas, carece tanto de identidad como de independencia propia, de modo que cabe inferir que interpreta mecánicamente los dictados del sistema biológico. Hipnótico viene del griego "hypnõtikós", soñoliento, derivado de "hýpnos", sueño (Corominas, 1983, 321).

 

            La racionalidad Hipócrita, propia de las necesidades de seguridad, tiene su correlato organizacional en la burocracia. Si algo distingue esta configuración de otras es la preeminencia de la estructura formal y de los "puestos" a ella asociados. Predominantemente, a la conducta desempeñada por las personas que ocupan tales puestos se le denomina "rol" (configurando, como dijimos, el "role playing": la "conducta de rol" y el "conjunto de rol"), el cual está compuesto por un conjunto de atribuciones y tareas asociadas a ella. Como es sabido, el término "rol" viene del papel que desempeñaban los actores griegos. Ahora bien, etimológicamente, hipocresía viene de "hypokrisía", propiamente "acción de desempeñar un papel teatral" (Corominas, 1983, 322).

 

            La racionalidad Homogénea hace relación a las necesidades sociales. “Homós” viene del griego “igual” y “génos” es “linaje”, “género” (Corominas, 1983, 323). La imitación, el aprendizaje social (Bandura,  1963), la Escuela de Relaciones Humanas tienen su lugar aquí con el descubrimiento de los “estándares de ejecución” grupal de Elton Mayo (1927). Esta mentalidad nos llevaría a  interpretar las organizaciones como culturas, como “significados compartidos” (Morgan, 1986). Asimismo, la Psicología Social tiene una fuerte analogía con esta racionalidad.

 

            La racionalidad Hegemónica, propia de las necesidades de logro, viene del griego "hêgemón-ónos": "el que marcha a la cabeza" y este término de "hêgéomai": "yo guío, voy al frente". La necesidad de lograr, de destacar, de dirigir y estar al frente de las situaciones, tiene como método natural la estrategia cuya etimología nos es muy conocida en la actualidad porque constituye, a mi juicio, el paradigma mayoritario en todas las ciencias sociales. El método de investigación característico es el "análisis medios-fines" (análisis teleológico) propios del estratega mientras que el "assesment" o evaluación se mueve dentro de un continuo cuyos polos son el éxito y el fracaso (outputs). La diferenciación en entre fines, objetivos y metas por un lado y de instrumentos y recursos por otro es crucial también. Este modo de proceder se ha asimilado con demasiada candidez a la concepto de "racionalidad económica". Ahora bien:

 

            “un cuidadoso análisis de esta concepción de la empresa nos mostraría que sólo lo que es considerado como recursos (fuesen estos financieros, tecnológicos o humanos) es tratado en función de esta racionalidad (en el lenguaje al uso: ‘estratégicamente implementados según criterios de optimización racional’). Porque, sin embargo, los objetivos bien podría evidenciarse que eran ‘negociados’ entre coaliciones políticas (los defensores de este paradigma dirían ‘formulados estratégicamente’) (Grandío, 2002b). La Psicología de las Organizaciones tendría una natural afinidad con esta racionalidad.

 

            La racionalidad Hermenéutica, propia de las necesidades de status busca una interpretación, modelización y formalización de la realidad. Hermenéutico viene del griego "hermêneuticos": "relativo a la interpretación" derivado de "hêrmenéus": "intérprete, explicador, traductor" (Corominas, 1988, 318). El método de investigación característico lo constituye pues la categorización taxonómica, la búsqueda de un árbol teórico-conceptual que interprete la realidad conforme a ciertos paradigmas generalmente aceptados. En la misma línea, la evaluación viene dada por el "prestigio", tanto personal como grupal y organizacional.

 

            La racionalidad Heurística intenta comprender e investigar más que modelizar. Etimológicamente "relativo a la invención" y viene del griego "heurískõ": "yo hallo, descubro" (Corominas, 1988, 318). Evidentemente, y como el todos los demás estadios, ello no implica la ausencia de normatividad propia del nivel hermenéutico. Como hemos expuesto, supone más bien la subordinación de la modelización a la investigación de la realidad fruto de una observación sistemática. La elaboración de hipótesis teóricas a contrastar surge como un instrumento, necesario si se quiere, pero accesorio, para la comprensión e investigación de la realidad. Los científicos usuales, según esta taxonomía, fluctuarían dentro de la banda de lo hermenéutico (con las limitaciones de lo académico y lo profesional[1]) y lo heurístico. Como puede verse, hemos llamado a esta etapa “sistémica”, incluyendo tanto la tradicional proposición de Bertalanffy (1968) como la Dinámica de Sistemas de Forrester (1961) retomada en el ámbito del aprendizaje organizativo por Senge (1990).

 

            Finalmente, la racionalidad Hermética tiene su analogía en el nivel Z de Maslow. Aunque Hermes es el nombre griego del dios romano Mercurio, su origen lo encontramos en las doctrinas de Hermes Trismegisto, la cuales se consideraban “impenetrables” para la humanidad común. Esta característica es significativa porque el problema que afronta la mente "hermética" es traducir a la lógica deductiva, propia del pensamiento, aquello que la trasciende[2]

 

            Como afirma Ken Wilber:

 

            "... según ... Habermas ... cuando la mente se limita al conocimiento sensorial el modo se denomina empírico-analítico, y su interés es técnico. Cuando la mente trabaja con otras mentes, el  método es hermenéutico, fenomenológico, racional o histórico y su interés es practico o moral. Añadámosle ahora la visión mística, que Habermas no cubre directamente, y digamos que cuando la mente intenta conocer el dominio espiritual, su modo es paradójico o radicalmente dialéctico, y su interés es soteriológico. Aquí lo pondré en este diagrama:

 

                        |- Espíritu - paradójico-mandálico/soteriológico.

            Mente |- Mente - hermenéutico-fenomenológico/moral.

                        |- Materia - empírico - analítico/técnico" (Wilber en Wilber y otros 1986, 313).

 

            Lo que Wilber llama paradójico, nosotros lo llamamos hermético. El lenguaje paradójico, como ya describimos anteriormente, es característico en los hombres Z de Maslow y expresa una meta-realidad cuya expresión, como su nombre indica, es contradictoria en términos lógicos. El lenguaje "del ser" (Maslow, 1968), el poético y el místico entran dentro de esta categoría; pero, en su amplio sentido, también lo hacen el creativo y el innovador. Es Maslow quien propone, sacar este fenómeno del confinamiento conceptual donde ha sido relegada (cuasi-místico e "inútil" o, cuanto menos, ajeno al campo científico) para reivindicarla como una variable esencial en muchos procesos sociales y organizativos[3].

 

            La racionalidad hermética, aunque paradójica, supone una percepción directa de la realidad. Como señala Krishnamurti (1969):

 

            "La imagen (la representación) crea el espacio entre usted y lo que usted observa, y en ese espacio hay conflicto, de modo que vamos a investigar juntos si es posible estar libres del espacio que nosotros creamos, no sólo fuera de nosotros mismos sino dentro de nosotros mismos, el espacio que divide a la gente en sus relaciones".

 

            Trascendiendo las representaciones, la percepción de una realidad compleja e impredecible, solo es posible con este tipo de racionalidad y su instrumento sería la atención. La atención, probablemente, requiera de investigaciones desde ópticas epistemológicas distintas, ya que suele ser interpretada como un aspecto relacionado con la concentración. Sin embargo, el planteamiento aquí es distinto. La concentración requiere esfuerzo, tanto de conseguir como de mantener, mientras que la atención nunca puede ser forzada. De este modo, podríamos establecer un continuo polar entre la intención y la atención:

 

            “En nuestra opinión, la atención es un estado cualitativamente distinto del de intención. Esta última (la intención) caracteriza a las acciones usuales, del "día a día", dotadas de una teleología precisa y mucha literatura ha hecho mención de ella con el término de "atención selectiva". En su estado puro sin embargo, la atención está más ligada al estado en el que estamos "sintonizados" ("alineados" en términos de Senge -1993-) con en el entorno. Aunque las opiniones etimológicas varían, aquí utilizamos el término atención como "ausencia de tendencia" (prefijo "a" (sin, negación de) "tendere": tender o tendencia hacia).  (Grandío, Chiva y Montesinos, 1998).

Fig. 3: Binomio atención-intención (Grandío, Chiva y Montesinos, 1998)

             Es Krishnamurti quien ha desarrollado más ampliamente los aspectos de la atención, aunque cabe encontrar grandes similitudes en la filosofía fenomenológica de Husserl y su concepto de “epoché” (Husserl, 1931). Como implicaciones metodológicas, la atención practicada grupalmente bien podría ser la metodología idónea para los fenómenos complejos. A esta atención grupal la hemos  denominado “diálogo” (Grandío, Chiva y Montesinos, 1998). Ya existe una emergente línea en este sentido iniciada por Bohm (Bohm, 1990)[4] poco antes de su muerte en Internet, De Mare, P. (1991) e Isaac, W. y Senge, P. et al (1995) en el MIT. También en España podemos encontrar cierto eco al respecto desde la sociología crítica (Ibáñez. J., 1979). Así, aceptando el continuo de complejidad propuesto podríamos distinguir tres grandes grupos de metodología en función del grado de aquella: la estadística, la investigación cualitativa y el diálogo, tal como se muestra en la siguiente figura.

 

Fig. 4.- Idoneidad de los tres tipos de Metodología según el grado de Complejidad (Grandío, Chiva y Montesinos, 1998).

 

            Este diálogo, evidentemente, no debería concebirse únicamente a nivel presencial. En los primeros apartados hemos sugerido un fuerte paralelismo entre las Nuevas Tecnologías (sobre todo Internet) y la Complejidad, de modo que, seguramente, el futuro inmediato nos brinda nuevos instrumentos, los cuales se muestran clasificados en función de la privacidad y su dimensión temporal en la siguiente tabla.

 

Tabla 5.- Potenciales Instrumentos para el Diálogo Virtual. Elaboración Propia.

 

Modo Texto/Gráfico

Multimedia

 

Público

Privado

Estático

Web

Ficha Personal

 

Dinámico

Portal

Intranet

 

Diferido

Foros de Discusión

E-Mail

 

Tiempo Real

Chat

Mensajería Instantánea

Videoconferencia

 

 

Biliografía

 

Bandura, A. y Walters, R. (1986): Social Learning theory and Personality Development, Rinehart Winston, New York.

Banner, D.K. y Gagné, T.E. (1995): Designing effective organizations: traditional & transformational views, Sage Publications, Thousand Oaks.

Bohm, D. (1988): Ciencia, orden y creatividad, Kairós, Barcelona.

Bohm, D. (1997). “Sobre el Diálogo”. Kairós, Barcelona.

Bohm, D. & Peat, F.D. (1988). “Ciencia, Orden y Creatividad”. Kairós. Barcelona,

Briggs J.P.& Peat, F.D. (1989). “A Través del Maravilloso Espejo del Universo”. GEDISA. Barcelona,

Briggs, J. & Peat, F.D. (1990). “Espejo y Reflejo: del Caos al Orden. Guía ilustrada de la teoría del caos y la ciencia de la totalidad”. Gedisa.  Barcelona.

Brosse, T. (1981). “Conciencia - Energía”. Taurus. Madrid,

Burrell, G. y Morgan, G. (1979): Sociological paradigms and organizational analysis: Elements of the sociology of corporate life, Heinemann, London.

Corominas, J. (1973). Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana; Gredos.

De Mare, P. (1991). “Koinonia: From Hate, through Dialogue, to Culture in the Large Group”. New York. Karnac Books.

Dimitrov, V. (1998) “Complexity and Semiosis of human life”. En Internet: http://members.tripod.com/~Vlad_3_6_7/Complexity-of-Life.html#Vladimir%20Dimitrov

Encarta' 95 Multimedia Enciclopedia. 1994; MICROSOFT

Grandío, A. (1996a): Empresa, mercado y necesidades. una síntesis en las ciencias sociales, Tesis doctoral, Universitat Jaume I, Col.lecció Micromagna nº 17, Castellón.

Grandío, A. y Chiva, R. (1997): "Organization as a Learning: a Comprehensive Evolutionary Framework", XI Congreso Nacional de AEDEM, Lleida.

Grandío, A. (1997). “Calidad Total, Dirección Estratégica y Organización Inteligente: Propuesta de un Marco Teórico Integrador”. VII Congreso Nacional de la Asociación Científica de Economía y Dirección de Empresas (ACEDE). Almería.

Grandío, A.; Chiva, R. y Montesinos, C. (1998): "Organizing as a learning process: a transformational management continuum", IV IFSAM World Congress, Madrid.

Grandío, A. 2001. “Virtual Communities: beyond Globalization through Virtual Communication Devices.”. FOWj: Future Organizational World Journal, nº1.

Grandío, A. (2002) “Organizaciones, Mercados y Comunidades Virtuales: hacia una Cooperación Competitiva en las Tecnologías de Relación Virtual.”  XII Congreso Nacional ACEDE, Mallorca.

Grinberg-Zylberbaum, J. (1988). “Psicofisiología del Poder”. I.N.E.C. México.

Husserl, E. (1931): Ideas, general introduction to pure fhenomenology, The Macmillan Co, New York.

Ibáñez, J. (1979): Más allá de la sociología. El grupo de discusión: técnica y crítica, Siglo XXI, Madrid. Isaac, W. (1993). “Dialogue: The Power of Collective Thinking" . The System Thinker, V.4, No.3, Cambridge: Pegasus Communications.

Isaac, W. (1995): "Diálogo". En Senge (1995): La quinta disciplina en la práctica, Granica, Barcelona.

Korzybsky, A. (1948). “Science and Sanity (Introduction to Non Aristotelic Systems & General Semantics)”. International N.A. Library P.G. Pennsylvania.

Jung, C.G. (1950). “Sincronicidad”. Sirio. Madrid.

Krishnamurti, J. (1969): Freedom from the Known, Harper.

Krishnamurti J. & Bohm, D. (1986). “Más Allá del Tiempo”. EDHASA. Barcelona,

Maslow, A. (1967): El Hombre Autorrealizado, (spanish version, 1973), Kairós, Barcelona.

Maslow, A. (1969): La Personalidad Creadora, (spanish version, 1990), Kairós, Barcelona.

Maslow, A. (1970): Motivación y Personalidad, (spanish version, 1991), Díaz de Santos, Madrid.

Maxwell, J.A. (1998): "Designing a qualitative study". En Bickman, L. Y Rog, D.J. (eds): Handbook of applied social research methods, Sage Publicastions, Thousand Oaks.

McClelland, D. (1961): The Achieving Society, Princeton, Van Nostrand.

Mintzberg, H. (1979): The Structuring of Organizations, Prentice Hall.

Mintzberg, H. (1983): Power in and Around Organizations, Prentice Hall.

Mintzberg, H. (1989): Mintzberg y la Dirección, Díaz de Santos, Madrid.

Mintzberg, H. y Quinn, J.B. (1991): The strategy process concepts, context, cases, Prentice Hall Hispanoamericana, México.

Morey, N. C. y Luthans, F. (1982): "An emic perspective and ethnoscience methods for organizational research", Academy of Management Review, 9-1, pp. 27-36.

Morgan, G. (1990): Imágenes de la organización, RA-MA, Madrid.

Nonaka, I. (1994): "A dinamic theory of organizational knowledge creation", Organization Science, 5, pp. 203-223.

Pavlov (1927): Los reflejos condicionados, versión española (1967), Morata, Madrid.

Perrow, CH. (1986). “Complex Organizations”.

Pike, K.L. (1954): Language in relation to a unified theory of the structure of human behavior, Summer Institute of Linguistic, Glendale.

Pribram, K. (1991). “Entrevista a Karl Pribram”. En revista Conciencia Planetaria nº 2. HEPTADA MADRID.

Pribram, K. (1971). “Languages of the Brain”. PRENTICE HALL  ENGLEWOOD CLIFFS

Rialp, A. (1998): "El método del caso como técnica de investigación y su aplicación al estudio de la función directiva", IV Taller de metodología de ACEDE, La Rioja.

Rokeach, M. (1973). The nature of human values. New York: Free Press.

Sanders, P. (1982): "Phenomenology: a new way of viewing organizational research", Academy of Manaegment Review, 7-3, pp. 353-360.

Schopenhauer, A. (1819): El mundo como voluntad y representación, Orbis, Barcelona.

Senge, P. (1993): La Quinta Disciplina, Granica, Barcelona.

Senge, P. Et al (1995): La Quinta Disciplina en la Práctica, Granica, Barcelona.

Simon (1947): Administrative Behavior, The Free Press.

Simon, H.A. (1991): "Bounded rationality and Organizational Learning", Organization Science, 2-1, pp. 125-134.

Simon, H.A. (1963) (en Koch, S. Psychology, a study of a science Vol. 6  Investigations on man a socius: their place in Psichology). Economics and Psychology”. Mc. GRAW HILL.

 Sheldrake, R. (1990). “Una Nueva Ciencia de la Vida (La Hipótesis de la Causación Formativa)”. Kairós. Barcelona.

Skinner (1938): The behavior of organisms, Appleon Century Crofts, New York.

Stacey, R.D. (1995): "The science of complexity: an alternative perspective for strategic change processes", Strategic Management Journal, 16, pp. 477-495.

Thiétart, R. A. (1995). “Innovative Management of Complex Systems: The Lessons of Chaos Theory”. V Congreso Nacional ACEDE. Madrid.

Van Maanen, J.; Debbs, J.M. y Faulkner, R.R. (1982): Varieties of qualitative research, Sage Publications, Beverly Hills.

Weber, M. (1947): The Theory of Social and Economic Organization, Free Press, New York.

Weber, R. (1990). “Diálogos con Científicos y Sabios, la búsqueda de la unidad”. LIEBRE MARZO.

Wilber, Bohm, Pribram, Ferguson, Capra, Weber (1987). “El Paradigma Holográfico (Una Exploración en las Fronteras de la Ciencia)”. Kairós. Barcelona,

Wilber, K. (1990). “El Espectro de la Conciencia”. Kairós.

Zohar, D. (1990). “La Conciencia Cuántica”. Plaza y Janés.



[1]El "Academicismo" y la "Profesionalización" son, muchas veces, obstáculos reales, tanto en contra de la genuina investigación científica, como de la innovación en la empresa.

[2] En este sentido, es interesante señalar el paso descendente dado por Aristóteles respecto a Platón. Aquél es el creador del pensamiento taxonómico y categorial, del proceso de "bautizar" las cosas en distintos órdenes de abstracción que axiomatizaron su omnipresente "lógica formal". Ello devino en la entronización del lenguaje, un peculiar modo de relacionarse de forma indirecta vía representaciones cerradas no isomórficas con la realidad, como método idóneo, sino único, para conocer nuestro mundo (Grandío, 1996).

[3] Un amplia disquisición sobre este apartado puede verse en Grandío, 1996.

[4] Bohm Dialogue. www.muc.de/~heuvel/dialogue